La piedra del calendario

La piedra del calendario azteca fue tallada en 1479, pero se perdió por más de 300 años antes de ser redescubierta en 1790. La piedra se caracteriza por el tallado del dios azteca del sol en el centro y cuenta con 20 símbolos, cada uno en representación de otro dios azteca, junto con 13 números, que representaban los días de la semana. En total, 260 días y combinaciones de símbolos estaban en la piedra del calendario. Él representa el tonalpohualli o calendario sagrado.

Símbolos Tonalpohualli

El calendario sagrado azteca comienza con el dios Tonacatecuhtli, con forma de cocodrilo, seguido por Quetzalcóatl, que está representado por una imagen que significa viento. El tercer símbolo es Tepeyollotl, representado por una casa. Huehuecoyotl es el cuarto dios y está representado por un lagarto, seguido por el dios Chalchihuitlicue, que es representado como una serpiente. Tecciztecatl significa la muerte, Tlaloc es representado por un ciervo, Mayahuel se muestra como un conejo, Xiuhtecuhtli se muestra como el agua y Mictlantecuhtli está representado como un perro. La segunda mitad del calendario sagrado ofrece al dios mono Xochipili, Patecatl se muestra como hierba, Tezcatlipoca es acompañado por una imagen de cañas, Tlazolteotl es un jaguar, Xipe Totec es el águila, Itzpapalotl es el buitre, Xólotl se muestra como una imagen que representa el resumen del concepto de movimiento, Chalchihuihtotolin, es la imagen del pedernal, Tonatiuh es representado en forma de lluvia y Xochiquetzal se ve como una flor.

Rotación de los días

El Tonalpohuali comienza en 1 de cocodrilo. Para el segundo día, tanto el número como el símbolo cambian al 2 de viento, seguido por el 3 de casa, y así sucesivamente hasta el 13 de caña, que es el momento en el que la semana azteca termina. El decimocuarto día en el calendario es 1 de jaguar, seguido por 2 de águila, el 3 de buitre y así sucesivamente. Un total de 260 de ese tipo combinaciones se pueden encontrar en el calendario.

Ciclos de 52 años

Los dos calendarios corrían simultáneamente, y el mismo día en el Tonalphohuali caían al mismo tiempo en el calendario solar una vez cada 52 años, de modo que los aztecas medían estos períodos de 52 años como nosotros medimos los siglos hoy. Diferentes día se asociaban con la buena y la mala suerte así como con los diversos rasgos de la personalidad de sus respectivos dioses, lo que resultaba en variadas supersticiones entre el pueblo azteca como, por ejemplo, no nombrar a un niño nacido en un mal día hasta que llegara un buen día para así descartar cualquier tipo de efecto del día malo.