Cómo mantener la calma con los niños autistas

Enojarte puede empeorar la situación.

Dynamic Graphics/Creatas/Getty Images

Criar a un niño es lo suficientemente difícil de por sí, pero cuando tu hijo es autista probablemente experimentas un mayor grado de dificultad y de frustración. Los niños autistas pueden tener problemas de comunicación, en reconocer los comportamientos sociales apropiados y pueden realizar actividades repetitivas que encuentras molestas. Es fácil perder la calma, pero esto puede empeorar la situación. Trabajar para reducir tus brotes de rabia puede mejorar la relación con tu hijo.

Implementa una rutina repetitiva para tu hijo. Los niños autistas pueden ser más propensos a tener un colapso cuando hay un cambio en sus actividades y estos colapsos pueden causar que pierdas tu paciencia. Cuando tu hijo sabe qué esperar, se sentirá cómodo y tú también.

Evita las actividades que puedan desencadenar la ira. Identifica las cosas que hace tu hijo que te producen rabia. Si el niño constantemente derrama su bebida, puedes experimentar con diferentes tipos de tazas con tapas. Si te frustras cuando no sigue tus instrucciones para realizar una manualidad, prueba con aquellas que sean más permisibles que no tengan una manera “correcta” de ser elaboradas.

Respira profundamente cuando sientas que estás a punto de perder tu paciencia. Puede parecer un cliché, pero según Operation Autism (el funcionamiento del autismo) que es una guía de recursos para familias militares, pausar una situación en la cual podrías perder los estribos puede ayudar a calmarte.

Crea un mantra. De acuerdo con AskDrSears.com crear pensamientos positivos puede ayudarte a mantener la calma. Por ejemplo cuando tu niño se enoja y arroja un juguete, debes decirte a ti misma: “Él es solo un niño y el autismo le hace difícil comunicar su frustración”. Cuando sientas rabia, debes decirte: “Puedo controlar mi ira”. Repite tus mantras en voz alta (o en tu mente) cuando sientas que estás perdiendo la paciencia.

Reduce otras áreas de estrés que tengas en tu vida. Cuando la vida se torna difícil es posible que reflejes tus frustraciones en tu hijo. Tomate el tiempo para realizar actividades que disfrutes hacer, como por ejemplo leer un libro o hacer ejercicio. Si hay una parte del día en que tiende a ser particularmente estresante, encuentra la manera de hacerle modificaciones. Por ejemplo, si tu hijo tiende a hacer rabietas mientras estás cocinando la cena, puedes evitar este estrés si la preparas durante el tiempo en que él está tomando una siesta o colócala en una olla de cocción lenta durante la mañana.

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