Cosecha las semillas de eucaliptus luego de que las cápsulas se hayan desarrollado completamente. Cuando estén listas verás la superficie de las cápsulas como si tuvieran cicatrices, esto ocurre generalmente luego de unos meses de haber aparecido. Para abrirlas, ponlas en un lugar cálido y seco por varios días. Si no se abren por sí solas, puedes extraer las semillas con un pequeño cuchillo o la punta de un bolígrafo. Las semillas que sirven son las negras, marrones, beige o anaranjadas.

Estratifica a las semillas con frío para estimular la germinación poniéndolas en una bolsa de plástico entre toallas de papel húmedas dentro de la nevera de 4 a 6 semanas. Recuerda que debes plantar en primavera, por lo tanto coordina el proceso. Controla las toallas de papel para asegurarte de que siempre estén húmedas y, de ser necesario, rocíalas con el rociador.

Esparce las semillas sobre una bandeja que hayas llenado con una mezcla de tierra de rápido drenaje. Desparrama las semillas sobre la superficie de la mezcla y salpícalas con una fina capa de arena limpia sólo para cubrirlas. Humedece la mezcla con un rociador para no molestar a las semillas y continúa manteniendo la mezcla húmeda pero no mojada.

Coloca la bandeja en un lugar en la que la temperatura esté a unos 60º a 65º F y mantén la tierra húmeda.

En cuanto las semillas germinen, traslada la bandeja a un lugar soleado. Por ejemplo el alféizar de una ventana sería ideal. Pero también puedes usar una lámpara. Recuerda mantener la tierra húmeda.

Transplata los plantines a una maceta más grande con tierra en cuanto tengas dos hojas verdaderas y sigue manteniéndolas en un lugar con sol. Para poder plantarlas en el exterior deben tener por lo menos 10 pulgadas de altura.