Step 1

Presta atención a los ingredientes que incluyes en tus recetas. Cuando sea posible, evita o reduce la cantidad de alimentos ácidos que incorporas en las comidas. Esto es especialmente fácil con los cítricos o los ingredientes ácidos que se utilizan para decorar o condimentar y que no son el ingrediente principal de la receta como en el caso de la salsa o el puré de tomates. Busca ingredientes menos ácidos, como los tomates de baja acidez, en la tienda de tu zona.

Step 2

Pela los tomatos cuando prepares un plato con esta fruta ácida. Los tomates son un pilar de la mayoría de las recetas italianas y no pueden reemplazarse, pero puedes hacer algo para reducir su contenido ácido. Según Epicurean Table, la piel y las semillas son dos elementos que contribuyen a la acidez del tomate, así que considera la posibilidad de blanquear y pelar los tomates y también de quitarles las semillas antes de cocinarlos.

Step 3

Evita cocinar de más los platos que ya son ácidos. Epicurean Table dice que la cocción prolongada descompone la masa de los alimentos y produce un líquido ácido más concentrado.

Step 4

Añade bicarbonato de sodio, un alcalino natural, a las recetas que tienen ingredientes ácidos para ayudar a minimizar sus efectos. Dr. Gourmet, un sitio web de cocina, recomienda añadir 1 cucharadita de bicarbonato de sodio a cada cacerola de salsa de tomate para ayudar a suavizarla.

Step 5

Minimiza la concentración del sabor ácido de los platos condimentándolos con sal y azúcar. Estos sabores combinan bien con los sabores ácidos como el del tomate y el de los cítricos y ayudan a que los sabores se mezclen y se suavicen. Condimentar no disminuye el contenido ácido, por eso, este cambio es solo superficial y no te ayudará si eres sensible a los ácidos.