Cómo saber si una calabaza está en mal estado

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La calabaza pertenece a la familia de vegetales de cáscara dura que está relacionada con los pepinos y el zapallo. Se divide en dos categorías: de verano y de invierno. Entre las variedades de la calabaza de verano se encuentran el calabacín y la calabaza amarilla, mientras que la calabaza cidra es una de las variedades de invierno que más se consumen. Esta tiene una pulpa blanda, de color anaranjado y cuenta con un sabor suave que permite usarla tanto en recetas dulces o saladas. Dura aproximadamente un mes después de ser cosechada. Para asegurarte de no consumir una calabaza que esté por pudrirse, busca varios signos clave que indican su frescura.
Step 1
Revisa la parte externa de la calabaza. Asegúrate de que luzca brillante y con un tono uniforme ya los defectos pueden indicar que está comenzando a pudrirse.
Step 2
Levanta la calabaza para ver si es pesada. Si se siente un poco hueca o liviana, es probable que esté en mal estado. La calabaza fresca es pesada porque su pulpa es blanda y húmeda.
Step 3
Aprieta la superficie de la calabaza con uno de tus dedos. La calabaza no debería hundirse ni tener una consistencia blanda. Descártala si tiene varias zonas blandas.
Step 4
Corta la calabaza longitudinalmente por el centro y revisa su interior. Si la pulpa interna tiene partes oscuras o blandas, deséchala inmediatamente
Referencias
Consejos
- Compra las calabazas que tengan un tallo alargado en lugar de las que lo tienen cortado cerca de la verdura. Según el Servicio de la Extensión de la Universidad de Illinois, los tallos demasiado cortos pueden hacer que las calabazas se pudran más rápido.
- Si crees que tu calabaza se pudrirá antes de que puedas comerla, puedes congelarla durante un periodo máximo de seis meses. Córtala en pedazos, hiérvela hasta que se ablande un poco, luego haz un puré y colócalo en una bolsa para el congelador.
Sobre el autor
Allison Boelcke graduated from Indiana University with a bachelor's in English and a minor in psychology. She worked in print journalism for three years before deciding to pursue Internet writing. She is now a contributing web writer for Demand Studios and Conjecture Corporation.
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